El montaje, base del lenguaje cinematográfico
El montaje surgió ante la necesidad de alargar la duración de las películas. Ya no era suficiente con retratar la realidad del día a día, un público entusiasta también demandaba historias de ficción.
En Estados Unidos, Thomas Edison, quien también había filmado sus películas donde mostraba las actividades cotidianas de la época, buscaba incrementar la duración de sus cortometrajes. Para ello, pidió ayuda a Edwin S. Porter, uno de los trabajadores de su laboratorio de cine. Porter hizo una película revolucionaria; Life of an American Fireman (1903), un film que contaba con argumento, acción e incluso un primer plano.
Porter tuvo la osadía de juntar metraje grabado en momentos, lugares y posiciones de cámaras distintas incluso incorporó escenas paralelas, arriesgándose a que el público de la época perdiera el hilo de la historia.
Su ocurrencia dio pie al nacimiento del lenguaje cinematográfico y permitió contar historias mucho más complejas.
Pero el montaje, tal como lo conocemos hoy en día, llegó de la mano de David Wark Griffith, considerado padre del cine moderno. Griffith fue uno de los primeros en usar el flashback, una técnica que altera la secuencia cronológica de una historia, conectado momentos distintos y trasladando la acción al pasado. También combinó muchas otras técnicas de la época como; la variación de planos, la inserción, el montaje en paralelo, el travelling y las variaciones de ritmo en la edición con la intención de que tuvieran efecto dramático en la historia que se narraba.
Una de las obras más importantes de Griffith fue Intolerancia (1916), una de las películas más caras e influyentes de la historia del cine.
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